Edouard Guilloux asistió al primer campamento Quo Vadis, que es un campamento de discernimiento vocacional para muchachos de secundaria, el verano siguiente a su primer año de secundaria en 2007. Ahora, diez años más tarde, ha regresado con 114 muchachos de secundaria pero esta vez como seminarista de la Diocesis de Arlington.
señala Guilloux que Quo Vadis “ha constituido una enorme parte de mi discernimiento “. Ahora es un seminarista de tercer año de teología en el Colegio Norteamericano de Roma. “Me ayudó muchísimo cuando estaba en secundaria preparándome para entrar al seminario, y es ahora para mi una gran alegría regresar como parte del personal “.
Este evento diocesano que se realiza anualmente , congrega a muchachos jóvenes procedentes de toda la Diocesis al campus del Seminario de Mount Saint Mary en Emmitsburg, Maryland. Algunos vienen porque están buscando discernimiento acerca del sacerdocio o de la vida religiosa, mientras que otros desean simplemente tener una relación más íntima con Jesus.
Quo Vadis es una expresión latina que significa ‘donde vas?’. Durante el desarrollo de Quo Vadis, se anima a los participantes a formularse esta pregunta a sí mismos durante los cuatro días que dura el campamento.
Cada día es una combinación de compañerismo y formación espiritual. La mayoría de las mañanas comienzan con una reunión del grupo para rezar y dar gracias antes del desayuno, seguido de charlas impartidas por conferencistas invitados. Luego hay oportunidades para oración privada durante la hora santa y confesiones.
Después de Misa y del almuerzo, generalmente sigue un juego. El martes, por ejemplo, los muchachos disfrutaron de una versión del juego de ‘capturar la bandera’, llamada Ensalada de papas, que es un juego favorito en el campamento. Participaron cuatro equipos y terminaron exhaustos. Entre otras actividades, también se organizan competencias deportivas, un juego amistoso de tablero o RISK (riesgo) en el salon de recreo.
Christian Seals participó este año por primera vez en Quo Vadis. Después de solo dos días, afirmó que el campamento ya había tenido un gran impacto en su vida.
“Yo he sido un católico practicante toda mi vida… y comprendo que Dios me ama pero sin saber realmente por qué “, señaló Seals. “Ayer mientras estaba sentado durante la hora santa, tuve uno de los mejores momentos de mi vida, y pude percibir por qué. Desde ese momento en adelante, estoy comenzando a ver a Dios en todas mis interacciones, así sea sostener la puerta abierta para alguien, o yo solo en el corredor o sentado platicando con mis amigos o haciendo nuevas amistades. Estoy feliz que Dios me ha dado esta experiencia porque puedo prepararme para estar fuera en el mundo y saber por qué estoy escogiendo la fe”.
Al final de la semana los organizadores del campamento confían que los muchachos han comenzado a tomar posesión de su fe y que van a cultivar las amistades que han hecho.
En los diez años que han transcurrido desde que Guilloux hizo el campamento, ha mantenido su amistad con muchos de los jóvenes de Quo Vadis. Algunos de ellos han sido ordenados sacerdotes y otros se han casado y tienen niños.
“De cualquier forma, se han beneficiado grandemente de su apertura a la voluntad de Dios en sus vidas”, agregó Guilloux.
Traducción: Julia A. Jarquin