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Sexta parte – Más allá de la elección: vigilancia y reconciliación

Monseñor Paul S. Loverde

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El 9 de noviembre de 2016, muchos estadounidenses estarán contentos de saber que su candidato fue elegido; otros se sentirán amargados porque su candidato perdió; otros estarán indiferentes porque no les interesa el proceso político en nuestro país (o porque están apartados de dicho proceso). 

No importa quién sea elegido Presidente, como católicos fieles y ciudadanos dedicados, el 9 de noviembre debemos despertarnos comprometidos a promover la vigilancia y la reconciliación.

En primer lugar, debemos ser vigilantes. Seguiremos siempre alerta con respecto a todas las amenazas a la vida humana, a la verdad sobre el matrimonio y al auténtico significado de la sexualidad humana, así como a la dignidad humana, particularmente a las amenazas para restringir la libertad religiosa, la primera de nuestras libertades.

En segundo lugar, debemos comprometernos a promover la reconciliación entre los familiares, amigos, compañeros de trabajo y hermanos feligreses. Con demasiada frecuencia, las recientes divisiones políticas en nuestro país se han manifestado en estas relaciones tan importantes.

Además, se necesita que haya reconciliación entre los miembros de diferentes partidos políticos que deben superar las divisiones partidistas y trabajar juntos para promover el bien común de todos los integrantes de nuestra sociedad. Sí, se necesita que haya reconciliación conducente a sanación entre todos los ciudadanos de nuestro país.

En los últimos meses, hemos visto cómo nos han dividido la ira y el temor. Nuestro futuro debe caracterizarse por respeto y unidad para que seamos un pueblo digno del legado de libertad y justicia que hemos heredado de nuestros antepasados. 

Un tema recurrente en esta serie de artículos ha sido un llamado a la oración y al ayuno.

En previsión de las elecciones, los insto a recitar la oración de la novena a María, la Inmaculada Concepción, Patrona de los Estados Unidos publicada en este enlace. En lo sucesivo, sigamos ofreciendo esta oración, el Rosario y peticiones en las intercesiones en la Misa por nuestro país.

También los invito a unirse a mí en la práctica voluntaria del ayuno,  particularmente de la abstinencia semanal de carne los viernes y otras formas de abnegación, como el “ayuno digital”, a manera de ofrenda por el bienestar de nuestra nación.

Independientemente de quién sea el ganador de las elecciones del 8 de noviembre, como católicos, seremos líderes el 9 de noviembre si, por medio de nuestro compromiso con la vigilancia y la reconciliación, ayudamos a fomentar la meta de hacer de nuestro país ¡una nación bajo Dios!

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