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Homilías tienen que ayudar a reflexionar, no dormir, dice el papa

Carol Glatz | Catholic News Service

CIUDAD DEL VATICANO — Los sacerdotes católicos tienen que pronunciar buenas homilías para que “la buena noticia” del Evangelio pueda echar raíces en los corazones de las personas y les ayude a llevar vidas más santas, dijo el papa Francisco.

Pero los fieles deben hacer su parte también, dijo el papa durante su audiencia general semanal del 7 de febrero.

Los católicos deben leer la Biblia más regularmente, de modo que puedan entender las lecturas de la Misa, y deben ser pacientes con el homilista, especialmente si el sermón es aburrido o difícil de entender, él dijo.

“¿Cuántas veces nosotros vemos que durante la homilía algunos se duermen, otros charlan o salen para fumarse un cigarrillo?”, preguntó el papa a los reunidos en el Aula Pablo VI.

La homilía tiene que ser bien preparada, con oración y estudio, y pronunciada de manera clara y breve; “no debe ir más allá de los diez minutos, por favor”, dijo el papa.

Continuando su serie de charlas de audiencias sobre la Misa, el papa habló sobre la proclamación del Evangelio y la homilía.

Quien pronuncie la homilía tiene que reconocer que esta no se trata de sí mismo, sino que le está “dando voz a Jesús, predicando la palabra del Señor”, dijo el papa.

La homilía no es una charla, lección, catequesis, ni trivialidad, él dijo; es el ministro continuando un diálogo que el Señor ya ha establecido con su pueblo para que su palabra pueda hacerse parte de sus vidas.

“La palabra del Señor termina su carrera haciéndose carne en nosotros, traduciéndose en obras, como sucedió en (la vida de) María y en los santos”, él dijo.

Así como el predicador tiene que intentar ofrecer “un verdadero servicio” a todos los reunidos para la Misa, dijo el papa, la gente tiene que hacer su parte, sobre todo prestando atención y escuchando con una actitud “sin pretensiones subjetivas, sabiendo que cada predicador tiene sus méritos y sus límites”.

La palabra del Señor, bien sea en las lecturas de la Misa o en la homilía, “entra por los oídos, llega al corazón y va a las manos, a las buenas obras”, dijo el papa.

Para que se entienda su mensaje, “Cristo también se sirve de la palabra del sacerdote que, después del Evangelio, pronuncia la homilía”, él dijo.

Un pasaje del Evangelio es leído durante la Misa no simplemente para contarle a la gente los sucesos del pasado, dijo el papa. “Escuchamos el Evangelio para tomar conciencia de lo que Jesús hizo y dijo una vez” para poder reflexionar sobre cómo él se lo está diciendo otra vez a todos hoy día.

Como dijo san Agustín, comentó el papa, “la boca de Cristo es el Evangelio” y aunque él reina en el cielo, no deja de hablarle a los que están en la Tierra.

Cristo siempre tiene que estar al centro de todo durante la Misa, dijo el papa, pero la gente también tiene que responderle a Cristo de alguna manera en sus vidas.

“Por lo tanto, si escuchamos la ‘buena noticia’, ella nos convertirá y transformará y así podremos cambiarnos a nosotros mismos y al mundo”, él dijo.

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