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Obispos nicaragüenses dicen que no han sido invitados al diálogo nacional

Catholic News Service

Un hombre ve al presidente nicaragüense Daniel Ortega por televisión en Managua, Nicaragua, el 21 de febrero. OSWALDO RIVAS, REUTERS | CNS

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MANAGUA, Nicaragua — La conferencia de obispos nicaragüenses dice que no ha recibido una invitación para participar en un diálogo nacional recientemente convocado para sacar a la nación de la crisis política.

En una declaración emitida el 4 de marzo, los obispos dijeron que el cardenal Leopoldo Brenes de Managua, presidente de la conferencia, dijo durante la sesión de apertura del diálogo el 27 de febrero que ambas partes tendrían que emitir cartas invitando a la iglesia a participar.

“No hemos recibido ninguna correspondencia (invitación), al respecto, comprendemos que no somos de ineludible necesidad para dichas negociaciones y que en este momento histórico nuestro mayor aporte como pastores de esta iglesia que peregrina en Nicaragua, seguirá siendo acompañar al pueblo”, dice la declaración, firmada por el secretario general de la conferencia, el obispo Juan Mata Guevara de Estelí.

“A pocas horas de iniciar el itinerario cuaresmal, con el Miércoles de Ceniza, exhortamos al pueblo creyente a intensificar sus oraciones y ayunos por nuestra patria”.

El diálogo ha resultado difícil en Nicaragua, ya que el presidente Daniel Ortega se ha aferrado obstinadamente al poder y ha rechazado soluciones propuestas, como convocar elecciones anticipadas, a la crisis política.

Protestas brotaron en abril de 2018 por las reformas a la institución de seguridad social del país y la gente salió a las calles para exigir la expulsión de Ortega. Ortega respondió desatando a la policía y paramilitares contra manifestantes, mientras que organismos leales a su partido sandinista atacaron a los opositores, incluso a sacerdotes que convirtieron parroquias en refugios y hospitales improvisados.

A principios del año pasado, la conferencia de obispos convocó un diálogo nacional intentando encontrar una solución, pero las conversaciones pararon después de unos meses.

El número de muertos en Nicaragua pasó de 300 en 2018, según grupos internacionales de derechos humanos. El grupo Amnistía Internacional dijo en un informe que la policía y los paramilitares implementaron una política de “disparar para matar” a los manifestantes.

 

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