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Parroquia en Oregón en duelo por partida de una pareja forzada a emigrar

Por Ed Langlois | Catholic News Service

Osmin Zelaya y Wendy Tacuba juegan con su hija, Aliena, en Portland, Oregón, es esta foto sin fecha. Cortesía de la familia Zelaya-Tacuba | CNS

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PORTLAND, Oregón — Un matrimonio católico muy conocido en Portland se ha trasladado a Canadá porque sus abogados no podían encontrar una salida clara para resolver el estatus migratorio de la pareja.

En mayo, Osmin Zelaya y Wendy Tacuba empacaron sus posesiones, prepararon a Aliena, su hija de 4 años de edad, y manejaron hacia el norte para ser recibidos en Canadá.

Sus amigos en la Parroquia San Andrés en Portland celebraron una agridulce fiesta de despedida.  

Zelaya y Tacuba enfrentaban un dilema: Permanecer en Portland podría significar la deportación de Zelaya, un nicaragüense cuyo estatus de protección ha sido revocado por una reciente política federal.

“Ha sido difícil decir adiós a nuestra comunidad de Portland, un lugar donde viven nuestros amigos y familia, un lugar que llamamos nuestra casa”, dijo Zelaya, activista de recursos naturales. “Nos vamos, no porque queremos, sino porque tenemos que hacerlo si queremos mantener unida a nuestra familia”. 

El traslado es un cambio muy grande para Tacuba, de 34 años. Ella se crió en Portland, la ciudad donde vivió desde que tenía 9 años. Tacuba tiene residencia legal en Estados Unidos bajo DACA (Acción Diferida para llegados en la infancia), otro programa que tiene un futuro incierto. Sus padres la trajeron de México a Oregón en 1994. La primera tarea de la familia fue buscar una parroquia para vivir cerca. Encontraron San Andrés, en un barrio que a medios de la década de los 1990 todavía era asequible para inmigrantes.

Zelaya y Tacuba se conocieron como estudiantes en Mount Hood Community College.

“En lo más profundo de nuestro corazón, el marcharnos no es nuestra primera opción”, dijo Tacuba, al Catholic Sentinel, el periódico de la Archidiócesis de Portland. “Pero el riesgo de separarnos ha causado una gran ansiedad. Hemos visto a otras familias desgarradas y no queremos que eso nos suceda a nosotros”.

El padre Dave Zegar, párroco de San Andrés dijo que los feligreses, e incluso él, sienten tristeza por la partida de la familia.  

“Son buenos amigos”, dijo el sacerdote. “¿Es éste el tipo de personas a quienes estamos expulsando del país? Han trabajado duro para mejorar nuestra ciudad. A muchos de nosotros nos rompe el corazón”.

“Para que ellos consiguieran algo de estabilidad en su vida, esto era lo que tenían que hacer, pero para nuestra parroquia, nuestra comunidad, y nuestro país, esto es algo terrible”, dijo Peter Anderson, juez retirado de Massachusetts y feligrés de San Andrés.  

Anderson y Zelaya se conocieron en un grupo dedicado a construir puentes entre distintas culturas de la parroquia. Entonces él y Tacuba se unieron para dirigir un comité.

“¡Tienen tanto que ofrecer!”, dijo Anderson. “Me da mucha tristeza y me siento muy avergonzado de mi país. Es la ganancia de Canadá”.

Dejar San Andrés es algo muy difícil, dijo Tacuba. Aliena fue bautizada allí.

“Hemos conocido a tantas personas a quienes estamos muy apegados”, explicó Tacuba, mientras su voz temblaba por la emoción.

“Hemos sentido mucho amor y apoyo. Esto es muy triste”.  

Además, su madre, hermana, sobrinos y sobrinas todavía viven en Portland.

Una de sus primeras misiones en Canadá va a ser buscar una parroquia católica.  

Zelaya concluyó: “Espero que nuestra nueva comunidad en Canadá sea un lugar que acoja a todos, donde nos sintamos seguros y respetados”.

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