Desde nuestro bautizo hemos sido llamados a ser testigos de
nuestra fe. Jesús nos encomendó la tarea de ser
testigos cuando dijo, "Pero cuando venga el Espíritu
Santo sobre ustedes, recibirán poder y serán
mis testigos tanto en Jerusalén como en toda Judea y
Samaria, y hasta los confines de la tierra" (Hechos 1:8).
¿Pero sabes lo que realmente significa ser un testigo?
La palabra testigo en Griego (el idioma en que fue escrito el
Nuevo Testamento) significa mártir. Un mártir
es aquel que da la vida por la fe. Es decir que cuando
Jesús nos pide que seamos sus testigos nos está
pidiendo que seamos capaces de dar la vida por El. Ya
sé lo que estás pensando. Estas pensando que
soy exagerada, que esas cosas no pasan, que hay tolerancia de
religión y que lo que Jesús nos quiso decir es
que viviéramos por El y no que muriéramos por
El. Hay que abrir los ojos y ver lo que está pasando
en el mundo actual para darnos cuenta que hay muchos
Cristianos que realmente están siendo testigos y dando
la vida por su fe y que no nos podemos quedar indiferente.
En los primeros 20 siglos de la fe, desde 33 AD hasta 1900,
ha habido alrededor de 14 millones de mártires
cristianos. Pero tan solo en estos últimos dos siglos
han habido más de 26 millones de mártires. Lo
cual quiere decir que cada año un promedio de 130,000
cristianos han muerto por su fe. En estos últimos
años hemos visto como ISIS ha decapitado a cientos de
cristianos. El verano pasado al llegar al norte de Iraq le
dijeron a los cristianos que tenían dos opciones:
convertirse o morir. Los terroristas iban de casa en casa
marcando las puertas con la letra "N" o "nun" en árabe
que es la primera letra de la palabra Nazareno. Cientos de
cristianos tuvieron que huir o morir simplemente porque eran
cristianos y no estaban dispuestos a abandonar su fe. En
Corea del Norte hay más de 70,000 cristianos en campos
de concentración por ser seguidores de Cristo. Hace
menos de un mes en Yemen mataron a 4 hermanas religiosas de
las Misioneras de la Caridad (la orden fundada por la Madre
Teresa) y los terroristas secuestraron a el Sacerdote y lo
están torturando. Podemos ver que en el mundo actual
hay muchos testigos, es decir, mártires de la fe.
Tampoco no hay que ir muy lejos para ver la
persecución de los cristianos. Aquí mismo en
los Estados Unidos cada día pasan más leyes que
van en contra de nuestros valores y de nuestra conciencia.
Hoy en día las hermanitas de los Pobres, una comunidad
de religiosas que trabajan con ancianos desahuciados,
están apelando a la Corte Suprema de los Estados
Unidos porque están siendo forzadas a ofrecer
anticonceptivos a sus empleados algo que está en
contra de la doctrina Católica.
Mientras hay cientos de cristianos que dan su vida por la fe
¿Qué vamos a hacer nosotros?
¿Cómo podemos ser testigos auténticos de
Jesús? Debemos dar testimonio en nuestras vidas y en
nuestras familias. ¿Cómo están nuestras
casas? ¿Están repletas de cosas innecesarias?
Cuando voy a comprar algo pienso primero en las necesidades
de mis hermanos cristianos que están muriendo de
hambre y de necesidad en campos de refugiados? ¿Soy
capaz de morir a mis deseos de compras para ayudar a los
demás? ¿Cuando salimos como familia a comer
damos gracias a Dios antes de comer sin importar quién
nos esté viendo? ¿Hago sacrificios por los
cristianos que están muriendo o por la
conversión de los terroristas? Un cristiano que no
muere diariamente a sí mismo no puede ser un
auténtico testigo. No podemos quedarnos indiferentes
ante la persecución que está sucediendo. Abran
los ojos y vean como están sacando a Dios de las
escuelas, de las oficinas, de las familias, y de los
países y están metiendo valores e
ideologías que van directamente en contra de nuestra
fe. Debemos ser valientes y ser capaces de seguir a Cristo
cueste lo que cueste. Que el testimonio de tantos
mártires nos de la valentía de ser testigos
auténticos de Jesús.
Briceño, quien es una Virgen Consagrada, es la
asistente directora de Pastoral Juvenil en la Iglesia de
Todos los Santos en Manassas.
© Arlington Catholic Herald 2016