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La hoguera de su amor

Este mundo necesita más amor y oración es la única manera de vivir en paz y en armonía con todos.

El valor de la libertad es esencial en la vivencia del amor a Dios en pareja, en familia o entre amigos. Y para que exista en la realidad este valor es imprescindible que previamente hayas ganado el valor de la confianza sin la cual no es posible desarrollar una relación en la que tú te entregues plenamente a otra persona y ella se entregue a su vez del todo a ti.

Más esa confianza se alimenta con el diálogo sincero; con el compartir la vida diaria rezando el Rosario en familia, colocando en primer lugar la persona amada teniendo detalles, sorpresas y de amor para con ella, tomando la iniciativa de mantener la hoguera del amor con los recursos salidos del corazón.

Los cumplidos fingidos en el amor antes que alimentarlos los erosionan y maltratan. Por tanto si en las muestras de amor no está presente el sentimiento sincero, decoroso y gozoso hacia el otro, conviene mejor evitar dichas expresiones, pues en vez de fortalecer el amor podrían estropearlo:

“El hombre bueno, del buen tesoro del corazón saca lo bueno, y el malo del malo saca lo malo, porque de lo que rebosa el corazón habla su boca” (Lc 6, 45).

El buen manejo de los conflictos orienta hacia la solución no hacia el problema, presenta opciones, conversa abiertamente sobre ventajas y desventajas para cada uno y no arremete sacando historias del pasado. Se fundamenta en puntos específicos y no revuelve los temas, sino que los enfrenta con madurez.

En un buen manejo de conflictos se describe, no se evalúa. No se manipula. Hay igualdad en lugar de superioridad. Hay mucha flexibilidad. Se puede ayudar con muchas preguntas y no con supuestos juicios.

En las Sagradas Escrituras, Jesús siempre está mostrando que la clave de la vida cristiana es la unidad: “No ruego sólo por estos, sino también por aquellos que por medio de Su palabra, creerán en mí, para que todos sean uno. Como Tú, padre en mí; y yo en Ti, que ellos también sean uno en nosotros, para que el mundo crea que Tú me has enviado” (Juan 17, 20-21).

Son muchas las parejas que conviven aun por gran cantidad del año y aunque duermen juntos, comen juntos, van al supermercado los dos caminan de la mano, se besan en público y aparentemente mantienen una buena relación, tienen áreas cerradas en las cuales la comunicación es parcial o no existe, creándose un distanciamiento espiritual.

La pareja debe estar preparada para dialogar sobre cualquier tema, por difícil que sea. Quien tiene un buen nivel de oración diaria convierte su matrimonio y su hogar en un remanso de paz, estará mejor preparado para enfrentar cualquier situación que se le presente durante el día. Su discernimiento será preciso y dejara atrás sus conflictos porque al estar lleno del Espíritu Santo, con unción fresca, cualquier discusión será manejada en bien del matrimonio.

Antes de cualquier discusión, hay que pensar en los hijos y en el nombre de Dios toda familia será bendecida.

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