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Dos sacerdotes mexicanos asesinados en emboscada

David Agren | Catholic News Service

CIUDAD DE MÉXICO — Dos sacerdotes fueron asesinados, acribillados por balas mientras regresaban de celebraciones de la Candelaria en una zona de México llena de violencia de carteles de la droga, un lugar que cada día es más peligroso para sacerdotes.

Los padres Iván Añorve Jaimes y Germain Muñiz García fueron asesinados el 5 de febrero mientras conducían entre las ciudades de Taxco e Iguala en el estado de Guerrero, a unas 100 millas al sur de Ciudad de México.

Funcionarios estatales de Guerrero dijeron que un grupo armado bloqueó la furgoneta de los sacerdotes y abrió fuego. Los sacerdotes viajaban con otros cuatro pasajeros, todos resultaron heridos.

Funcionarios eclesiales de Guerrero condenaron los asesinatos y pidieron una investigación.

“Como Iglesia estamos consternados ante este trágico suceso que enluta a toda la comunidad arquidiocesana y a la comunidad de la diócesis de Chilpancingo-Chilapa”, dijo la Arquidiócesis de Acapulco en un comunicado. Padre Añorve era sacerdote de la arquidiócesis, mientras que padre Muñiz era parte de la Diócesis de Chilpancingo-Chilapa.

“No nos detendremos en nuestros esfuerzos de edificar la paz”, continuó el comunicado. “Le pedimos al Señor esta paz todos los días”.

Los asesinatos más recientes mostraron nuevamente los riesgos que asumen los sacerdotes en México, donde la violencia de los últimos 11 años también ha afectado al clero.

El Centro Católico Multimedial dice que 21 sacerdotes fueron asesinados desde diciembre de 2012, con la gran mayoría de los casos permaneciendo impunes. Considerando solo el estado de Guerrero, por lo menos seis sacerdotes han sido asesinados desde 2009, incluyendo el padre comboniano John Ssenyondo, misionero ugandés cuyo cuerpo fue exhumado de una tumba clandestina.

México ha visto un aumento en violencia debido a los conflictos entre carteles narcos y también por la falta de acción por de parte del gobierno en mejorar la vigilancia, reducir la corrupción e implementar el imperio de la ley.

En 2017 México sufrió su año más peligroso desde que se comenzó a mantener estadísticas en 1997. La violencia es tan fuerte en el estado de Guerrero, donde se registraron 2,138 homicidios en 2017, y donde las morgues no han podido manejar los cuerpos que llegan para autopsias.

Durante mucho tiempo Guerrero ha estado entre los estados más pobres de México. En 2014 captó la atención mundial cuando la policía, colaborando con el crimen organizado, causó la desaparición de 43 estudiantes en Iguala. Los carteles chocan disputándose la producción de opio, el procesamiento de heroína y su contrabando hacia Estados Unidos.

El obispo Salvador Rangel Mendoza de Chilpancingo-Chilapa ha buscado a los involucrados en actividades delictivas para comenzar un diálogo y reducir la violencia en Guerrero. Él también se ha expresado contra la inseguridad y dijo que la falta mucho en la respuesta estatal y federal.

“Me llama la atención que con tanta seguridad, el ejército y las policías, y aún así no pueden controlar la situación. O el mal ya lo tenemos dentro o alguien les abre y cierra la puerta” a los criminales, él le dijo a la prensa local el 4 de febrero.

Sus comentarios han enojado a oficiales locales.

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