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El Papa llega para ayudar a promover sanación tras guerra en Colombia

Por DAVID AGREN | Catholic News Service

BOGOTÁ, Colombia — El papa Francisco llegó a Colombia el 6 de septiembre para una visita de cinco días para promover la reconciliación de un país profundamente católico, desgarrado después de décadas de guerra y receloso de ofrecer perdón.

El presidente colombiano Juan Manuel Santos y su esposa, María Clemencia Rodríguez Múnera, recibieron al Papa en el aeropuerto. Niños vestidos con trajes típicos le entregaron flores y el pontífice saludó a miembros de la milicia colombiana, incluyendo soldados heridos en el cumplimiento de su deber.

En un gesto de promover los temas de la paz y la reconciliación, él recibió una paloma de parte de un niño llamado Emmanuel, quien nació en un campamento guerrillero y es hijo de la política colombiana Clara Rojas que fue secuestrada en el 2002 y liberada casi seis años después.

Sin discursos en el aeropuerto, Santos caminó con el papa Francisco hasta un flamante papamóvil fabricado en Colombia para la ocasión. El Papa se trasladó por 10 millas hasta la nunciatura apostólica en el vehículo descubierto, el cual iba reduciendo la velocidad con frecuencia o parando completamente para saludar a los cientos de miles de personas a lo largo de las calles de Bogotá.

En las inmediaciones de la nunciatura unas 2.000 personas se reunieron en las aceras, en la calle y en una gran tarima improvisada para darle una animada bienvenida con cantos y bailes.

Cada noche durante la visita papal, se ha programado que distintos grupos se presenten frente a la nunciatura, donde está alojado el Papa y se aglomera la gente para verlo. La primera noche se presentó un grupo de parejas católicas y sacerdotes que visitan familias en dificultad, además un coro, una banda y un grupo de baile formado por “chicos en condición de riesgo”, muchos de los cuales han vivido en las calles o luchado con la adicción a las drogas.

El papa Francisco agradeció a los jóvenes por su alegría, gozo y entusiasmo, pero especialmente por los esfuerzos que han hecho para superar su pasado. “Esto se llama heroísmo”, les dijo.

Los jóvenes le regalaron al Papa una ruana, o poncho grueso de lana, que él se puso de inmediato. La organización a la que pertenecen los jóvenes, le dijo a la prensa que la ruana simboliza, no solo el cálido abrazo de Colombia al papa Francisco, sino también el trabajo y compromiso de los jóvenes que trabajan en el programa artesanal del grupo.  

En el vuelo de 12 horas desde Roma, el papa Francisco les dijo a los reporteros que realiza este viaje “para ayudar a Colombia a avanzar en su camino hacia la paz”.

Entre los colombianos católicos emergen altas expectativas por la visita del papa Francisco. Este es el primer viaje papal a Colombia desde 1986, cuando san Juan Pablo II visitó ese país.

El Sumo Pontífice llega pocos meses después de la firma de un acuerdo de paz que prometió encaminar a Colombia hacia el final de más de 50 años de conflicto armado. Días antes de la visita, el Gobierno y el Ejército de Liberación Nacional, organización marxista que ha realizado crímenes como secuestros y bombardeos, acordaron un alto al fuego de cuatro meses.

Los retos continúan, especialmente cuando muchos colombianos — incluyendo católicos y los de línea conservadora — se oponen a la idea de que los guerrilleros marxistas desmovilizados acusados de atrocidades reciban castigos reducidos y que hasta puedan participar en la política. Los perseguidos por los paramilitares expresan dudas similares.

“Tenemos la expectativa de que el Papa traiga mucha esperanza”, dijo monseñor Héctor Fabio Henao, director de Cáritas Colombia. “Él llega en un momento en el cual la reconciliación es el mayor reto. Tenemos la esperanza de que su mensaje toque los corazones de los que han sufrido debido a este conflicto”.

El viaje papal lleva el lema “Demos el primer paso”, escogido con el propósito de transmitir un sentido de participación colectiva en el proceso de paz del país.

“El lema del viaje apostólico dice exactamente lo que estamos esperando: Demos el primer paso”, dijo el obispo auxiliar Juan Carlos Cárdenas Toro de Cali. “Este primer paso del Papa, bajándose del vuelo para acercarse a esta nación que ha sufrido, es algo que para nosotros abre la puerta a la esperanza”.

El gobierno colombiano y las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia llegaron a un acuerdo de paz en el 2016, en el cual las FARC acordaron desmovilizarse. El acuerdo ha resultado ser polémico ya que la violencia perpetrada por los grupos guerrilleros, los soldados del gobierno y los paramilitares ha dejado unos 220.000 muertos y millones de desplazados.

Los católicos están divididos en cuanto al acuerdo de paz y los obispos colombianos han permanecido al margen, mientras exhortan a los laicos a expresar sus opiniones. Muchos católicos conservadores, junto con evangélicos, argumentan que el trato incluía cláusulas perjudiciales a la familia tradicional — acusación negada por los proponentes del acuerdo de paz —. Entonces, los opositores salieron a votar para derrotar el acuerdo en un plebiscito.

El acuerdo fue reformulado más tarde y aprobado por el Congreso. La gente dice que quiere la paz pero discrepan, en muchos casos fuertemente, en cómo conseguirla.

“La propia Iglesia refleja las divisiones de la sociedad colombiana”, dijo el padre Mauricio García Durán. “El Papa viene a Colombia en un contexto de polarización”.

En el marco de la visita papal se tocan temas que son importantes para el país y para la Iglesia. La agenda del Papa para el 7 de septiembre, incluyó la celebración de una misa enfocada en los jóvenes en la capital, Bogotá. Más de un millón de personas asistieron.

El 8 de septiembre la agenda papal se desarrolla en Villavicencio — portal hacia la a veces desatendida mitad sureña de Colombia — donde el Papa ha de orar con 6.000 víctimas de la violencia y se espera que llame a la reconciliación. Ese llamado ha de incluir un llamado a reconciliarse con la creación, por eso se invitó a representantes de pueblos indígenas del Amazonas y de tierras que cada día son más explotadas por la minería y la extracción de recursos naturales.

El 9 de septiembre, el papa Francisco ha de dirigirse al clero y los religiosos en la ciudad de Medellín. También tiene en su programa visitar un orfanato católico.

El papa Francisco concluirá su visita a Colombia en la costa caribeña, en la ciudad de Cartagena. Se espera que allí aborde el controversial rol de la Iglesia en la trata de esclavos.

También ha de rezar el ángelus en el santuario de San Pedro Claver, jesuita que trabajó para detener la esclavitud.

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