He aquí un editorial no firmado titulado "Esperando a
nuestro papa" que apareció en la edición del 26
de agosto de Our Sunday Visitor, semanario católico
nacional con sede en Huntington, Indiana. Este fue escrito
por la junta editorial del periódico.
La espera casi ha terminado. En unas cuantas cortas semanas
los católicos estadounidenses estarán
desplegando la alfombra de "welcome" mientras el papa
Francisco llega a Estados Unidos el 22 de septiembre.
O quizás deberíamos decir la alfombra de
"bienvenido".
El idioma español y los propios hispanos
tendrán un rol importante en la visita de una semana
del Santo Padre argentino, alias el papa Francisco, y los
expertos anticipan que las palabras, los gestos y la
extensión del primer papa latinoamericano en Estados
Unidos tendrá un impacto duradero en las vidas y la fe
de los latinos de todo el país.
"Él entiende quiénes somos porque conoce la
experiencia", dijo Hosffman Ospino, profesor de la escuela de
Teología y Ministerio del Boston College, en un
artículo explorando la naturaleza de este impacto.
"Él comparte nuestra fe, no una fe abstracta sino una
enraizada en la cultura, la comprensión del
catolicismo popular, en la forma en que la fe es expresada y
celebrada en América Latina".
Creemos que esta visita será un momento crucial para
la Iglesia Católica en este país, en parte
porque será un momento tan profundo para el casi 40
por ciento de los 78 millones de católicos del
país que son hispanos. El papa inspirará a los
católicos hispanos distanciados a darle otro vistazo a
la iglesia y animará a los activos a estar más
informados e involucrados en sus parroquias y comunidades. El
papa Francisco conectará con ellos con temas
relevantes para sus vidas, incluyendo la inmigración,
la pobreza, la situación apremiante de los migrantes,
la vida familiar y el medio ambiente. Él usará
su carisma, "franciscoesco" por excelencia, para inspirar a
una nueva generación de católicos hispanos a
enamorarse de la iglesia.
Pero creemos que esta será una oportunidad no
solamente para los católicos hispanos, sino
también para todos los que somos sus hermanos y
hermanas en la fe. La visita papal ayudará a las
comunidades católicas no hispanas - angloamericanas,
asiáticas y africanas - a apreciar el regalo que hemos
recibido en la forma de la iglesia hispana.
La cara de la iglesia estadounidense está cambiando y
ese cambio se atribuye directamente al aumento en el
número de latinos dentro de nuestras fronteras.
Según los resultados de un estudio publicado el
año pasado por Boston College, los hispanos
representan el 71 por ciento del crecimiento de la
población católica en Estados Unidos desde
1960. El 55 por ciento de los católicos
estadounidenses menores de 30 años de edad se
autoidentifica como hispano y ese número aumenta al 60
por ciento cuando se limita a aquellos menores de 18
años. Si son aceptadas y nutridas, estas familias
producirán los líderes de nuestras parroquias y
diócesis en unas cuantas cortas décadas. Igual
que todas las poblaciones inmigrantes que vinieron antes que
ellos, esta se convertirá en la esencia vital de
nuestros ministerios y nuestras vocaciones.
Desafortunadamente, hay mucho sobre lo cual podemos mejorar.
La extensión pastoral hacia los hispanos en los
niveles diocesano y parroquial es inadecuado en muchas
diócesis, con solamente un cuarto de las iglesias de
Estados Unidos identificando tener algún tipo de
ministerio hispano organizado. Esos ministerios en muchos
casos carecen de personal y fondos y, no obstante, hay la
expectativa de que provean una amplia gama de servicios.
Tenemos la esperanza de que la visita del papa Francisco se
convierta en un catalizador para que las parroquias apoyen
más la extensión a sus miembros hispanos en
todos sus ministerios y programas.
Se espera que durante gran parte de su tiempo en Estados
Unidos el papa Francisco hable en su español nativo.
Indudablemente esto sería lo más fácil
para el pontífice de 78 años de edad, pero
también envía un mensaje de cambio cultural. El
reto para los estadounidenses católicos será
escuchar y responder a este mensaje con comprensión,
apertura y gracia.
Las opiniones o posturas presentadas en este o cualquier
editorial invitado son de la publicación individual y
no necesariamente representan las opiniones de Catholic News
Service ni las de la Conferencia Estadounidense de Obispos
Católicos.