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Informe muestra que escuelas católicas de EE.UU. no hacen suficiente por católicos latinos

Por Carol Zimmermann | Catholic News Service

La hermana Joyce Schramm, de las Hermanas de la Preciosa Sangre, trabaja con la estudiante de jardín infantil Rocío Reyes en la escuela católica Holy Trinity en St. Ann, Missouri, en esta foto de archivo del 13 de noviembre de 2014.

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WASHINGTON – Las escuelas católicas de Estados Unidos se están quedando cortas en su servicio al creciente número de católicos hispanos, según un nuevo informe emitido el 7 de marzo.

El informe de Boston College, “Catholic Schools in an Increasingly Hispanic Church”, examina la disparidad entre el número de niños de edad escolar que son hispanos, 12.4 millones, y el número de estos estudiantes matriculados en escuelas católicas: 296,203, o el 2.3 por ciento. Del total de 12.4 millones de estudiantes hispanos, unos 8 millones son católicos.

“Los números son sin duda aleccionadores”, dice el informe, señalando que aun con esfuerzos más fuertes de parte de líderes católicos y comunidades escolares para reclutar estudiantes hispanos, “el número total de la matrícula de niños hispanos en las escuelas católicas continúa estancado”.

El informe también señala que el creciente número de niños de edad escolar en Estados Unidos, especialmente durante la últimas dos décadas, ha “coincidido con retos considerables al sistema educativo católico y con un declive de sus recursos”. Este señala que hace 50 años había más de 13,000 escuelas primarias católicas, comparadas con las 6,568 en el 2015.

El informe de 56 páginas confeccionado por investigadores del Roche Center for Catholic Education, de Boston College, y su escuela de Teología y Ministerio, desenvuelve hallazgos del estudio del 2014 realizado por el colegio, “National Study of Catholic Parishes with Hispanic Ministry”, realizado con el Centro de Investigación Aplicada al Apostolado de la universidad Georgetown. Este también incluye resultados de directores de 656 de las 1,488 escuelas católicas identificadas como sirviendo a familias hispanas en Estados Unidos.

Los hallazgos de la encuesta indican que bastante trabajo debe hacerse, pero también que “no hay una píldora mágica”. El informe enfatiza la necesidad de un “enfoque renovado” que “incluya cuantas voces y perspectivas sean posible” cuando se evalúen las finanzas, el personal, el currículo, la matrícula, las instalaciones o la gobernanza de las escuelas católicas.

Los datos recolectados por los investigadores de parte de directores escolares provee un cuadro un tanto revelador de las escuelas católicas estadounidenses:

— El 14 por ciento de los líderes de escuelas católicas y el 12 por ciento de los maestros se identifica como hispano, mientras que el 17 por ciento de los líderes escolares dijo que habla español.

— Solamente el 17 por ciento de las escuelas tiene estrategias de reclutamiento para emplear maestros bilingües.

— Aproximadamente el 23 por ciento de los líderes escolares recibió entrenamiento sobre la cultura hispana, pero solamente el 17 por ciento recibió entrenamiento sobre el ministerio hispano y teología.

— Unas 200 escuelas no tenían ningún miembro hispano en sus juntas escolares y el 68 por ciento de las que sí tenían contaban con dos o menos hispanos en sus juntas.

— En el nivel diocesano, las oficinas administrativas de las escuelas católicas y las oficinas enfocadas en el ministerio hispano interactuaban raramente o poco frecuentemente.

Las disparidades se reducen a oportunidades perdidas en la misión y el ministerio para las escuelas católicas y la iglesia, según los investigadores.

“La reacción a la creciente presencia hispana en la iglesia de Estados Unidos, particularmente de niños y jóvenes hispanos”, dice el informe, “tiene que ser resultado de un esfuerzo concertado y colaborado entre todas las unidades — sin excepción. Si no hacemos esto el cuerpo eclesiástico completo sufre”.

El informe da crédito a muchas escuelas por mayores esfuerzos para acoger a estudiantes y familias hispanas, pero también señala que “sin saberlo, algunas escuelas católicas exhiben lo que ha sido descrito como un ‘ambiente frío’ al ser anfitriones de familias hispanas.

En parte esto podría ser por no aceptar completamente la cultura latina porque las escuelas encuestadas revelaron que el 21 por ciento usaba español e inglés en rótulos prominentes y en aproximadamente el 35 por ciento los estudiantes dicen sus oraciones en español e inglés.

La mayoría de las escuelas que respondieron informaron que proveen ayuda financiera basada en la necesidad a aproximadamente la mitad de sus estudiantes hispanos. Para uno de cada cinco de estos estudiantes esa ayuda cubre por lo menos el 50 por ciento de su matrícula.

Pero el estudio también mostró que la carencia de finanzas familiares o ingresos escolares “no ha disuadido las matrículas hispanas sólidas en muchas escuelas. En vez, la baja matrícula hispana podría estar más relacionada con las culturas escolares adheridas a incrustadas prácticas de exclusividad acopladas con la ausencia de fuertes prácticas de custodia”.

El informe usó la palabra “hispano” ampliamente, señalando en las notas que esta es una “preferencia estilística, a la par del uso oficial de agencias gubernamentales, documentos eclesiásticos y prácticas pastorales tradicionales”.

Los investigadores de Boston College realizarán en septiembre la primera cumbre nacional sobre escuelas católicas y familias hispanas para examinar los retos planteados por la investigación y desarrollar estrategias para las escuelas católicas que activen una demografía vista como crítica para la iglesia.

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