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Negar la dignidad de trabajo es una injusticia, dice el Papa

Junno Arocho Esteves | Catholic News Service

El Papa Francisco habla mientras dirige su audiencia general en el aula Pablo VI del Vaticano el 12 de enero. (Foto CNS/Paul Haring)

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CIUDAD DEL VATICANO — El trabajo de San José como humilde carpintero sirve como ejemplo de la dignidad del trabajo duro que hoy en día, a menudo, se le niega a los necesitados, dijo el Papa Francisco.

“Muchos jóvenes, muchos padres y madres viven el calvario de no tener un trabajo que les permita vivir tranquilos, sólo viven el día a día. Y muchas veces la búsqueda de trabajo se vuelve tan desesperada que los lleva al punto de perder toda esperanza y deseo de vivir”, dijo el Papa el 12 de enero durante su audiencia general semanal.

El valor del trabajo pesado, agregó, también se explota en el mundo actual, donde muchas personas, incluido los trabajadores indocumentados, se ven obligados a realizar tareas agotadoras por salarios injustos; y los niños, “que deberían estar jugando”, en cambio, se ven “obligados a trabajar como adultos”.

“Son nuestros hermanos y hermanas quienes se ganan la vida así, con trabajos que no reconocen su dignidad. ¡Pensemos en esto, está pasando hoy en el mundo!” dijo.

El Papa Francisco continuaba su serie de charlas de audiencia sobre San José, reflexionando sobre su trabajo como carpintero.

El trabajo de un carpintero o de quien trabajaba la madera, en esos tiempos, explicó el Papa, implicaba no sólo fabricar herramientas o muebles, sino también construir casas. Desde el punto de vista económico, “no aseguraba grandes ganancias”.

El Papa Francisco dijo que el hecho de que San José, al igual que Jesús, practicara la carpintería, le hacía pensar en “todos los trabajadores del mundo, especialmente a los que hacen trabajos arduos en las minas y fábricas”, así como a “los que son explotados a través del trabajo indocumentado” y las “víctimas del trabajo”, que se lesionan o mueren en el trabajo debido a condiciones laborales inseguras.

También llamó a los cristianos a recordar a quienes están sin trabajo y que regresan a casa todos los días sin éxito en sus esfuerzos por “ganarse el pan”.

“Ganar el pan es lo que te da dignidad y si no le damos a nuestro pueblo, a nuestros hombres y mujeres, la capacidad de ganarse el pan, es una injusticia social en ese lugar, en esa nación, en ese continente”, dijo el Papa. “Los líderes deben dar a todos la capacidad de ganarse el pan, porque eso les da dignidad”.

Partiendo de sus comentarios preparados, el Papa pidió un momento de oración en silencio por aquellos que perdieron sus trabajos durante la pandemia y por aquellos que, “aplastados por una carga insoportable, llegaron al punto de quitarse la vida”.

“Me gustaría recordar a cada uno de ellos y sus familias hoy. Hagamos un momento de silencio recordando a estos hombres, estas mujeres, que están desesperados porque no pueden encontrar trabajo”, dijo el Papa antes de inclinar la cabeza en oración.

El Papa Francisco invitó a las personas presentes a pensar qué pueden hacer “para recuperar el valor del trabajo” y qué puede hacer la Iglesia “para que el trabajo se redima de la lógica del mero lucro y se viva como un derecho y un deber fundamental de la persona, que expresa y aumenta su dignidad”.

Concluyó su intervención con una oración a San José recitada por San Pablo VI en 1969, pidiendo la intercesión del santo para “proteger a los trabajadores en su dura existencia diaria” y defenderlos “del desánimo”.

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