WASHINGTON — Entre las muchas historias que escucharon los que
asistieron la reunión de pastoral social Catholic Social Ministry Gathering en
Washington en febrero, una de las que más éxito tuvo fue la de la Asociación de
Esperanza Viva, o Living Hope Wheelchair Association, por su compasión y
resiliencia.
Muchos felicitaron a los tres hombres de Houston, Texas en sillas
de ruedas que representaron a la organización, durante la reunión llevada a
cabo del 3 al 6 de febrero en Washington.
Su grupo da sillas de ruedas y equipo médico necesario a
inmigrantes de bajos ingresos que tienen heridas en la médula espinal u otras
discapacidades. Muchos de los que reciben ayuda del grupo no tienen otra manera
de conseguir el equipo porque no tienen el permiso legal para estar en Estados
Unidos, lo cual también les impide recibir ayuda de cualquier programa
gubernamental.
"Dijimos que nunca abandonaríamos a nadie que nos pidiera
ayuda", dijo Noé Ramírez, presidente de la junta directiva de la
asociación, durante una entrevista el 4 de febrero.
Cuando alguien sufre de una lesión debilitadora, la vida se
vuelve difícil, particularmente si la persona no tiene dinero ni una manera de
pagar los costos que vienen después de un accidente que cambia su vida, dijo
Ramírez. Él conoce bien esa realidad porque la vivió cuando un conductor
borracho lo atropelló mientras iba al trabajo en su bicicleta y, en un
instante, quedó cuadripléjico.
Algunos de esos incidentes y lo que sucede después pueden llevar
las personas a quitarse la vida, él dijo, y la organización quiere demostrarle
la lección que los miembros del grupo se esfuerzan para enseñárse unos a los
otros: después de una tragedia la vida continúa.
El grupo le provee mensualmente unos $400 en diferentes tipos de
ayuda a unos 60, 80 miembros activos. Ellos reciben catéteres y otro equipo
médico que puedan necesitar, boletos de autobús, camas, sillas de ruedas y
ayuda para cualquier necesidad que pueda surgir.
El esfuerzo comenzó cuando nueve hombres con heridas en la médula
espinal, incluyendo Ramírez, comenzaron a reunirse en 2005 después que un
hospital del condado de Houston dejara de proveerle suministros médicos a
personas con heridas en la médula espinal que no eran elegibles para los
programas de Medicaid, en gran medida excluyendo a aquellos que habían entrado
ilegalmente al país.
Ellos convirtieron sus tragedias en una oportunidad, no solo para
sí mismos, sino también para cualquiera que necesite y pida ayuda, incluyendo
ciudadanos y residentes estadounidenses que podrían no cualificar para ayuda
por diferentes razones. Durante todos esos años "nunca nos ha faltado
nada", dijo Ramírez, y él atribuye eso a las oraciones y al agradecimiento
que el grupo ofrece cuando se reúne para averiguar quién necesita ayuda y cómo
se la darán.
Algunos les dijeron que no se metieran en problemas y que
mantuvieran baja visibilidad, temiendo que las autoridades de inmigración
vinieran por los organizadores y por algunas de las personas que reciben ayuda,
dijo Ramírez, pero ellos siguieron adelante y lograron a obtener un estatus
especial de modo que la organización pudiera recibir donaciones y establecer
oficinas de donde hacer su trabajo. La asociación acepta donaciones por
internet en lhwassociation.org.
La Campaña Católica para el Desarrollo Humano, que ha apoyado su
trabajo, este año honró a la asociación con el premio Sister Margaret Cafferty
Development of People por sus esfuerzos.
Raymundo Mendoza, miembro de la junta directiva que se unió a la
asociación después de haberse caído de un árbol, dijo que es difícil contar las
veces que el trabajo de la asociación le ha traído felicidad. Él recuerda
cuando una mujer le llamó solicitando ayuda urgente. Él estaba cansado pero
decidió llevarle equipo y otra ayuda que ella necesitaba desesperadamente.
"Yo estaba cansado, pero mi corazón … estaba tan contento
cuando pude ver que otra persona no estaría sufriendo ese día", él dijo.
"Están tan agradecidos y le quitan el peso al corazón de uno".
Pero hay otro mensaje que la asociación quiere que el público
sepa, dijo Ramírez, y es que los inmigrantes vienen a Estados Unidos a trabajar
y ayudar, no a quitarle recursos a los demás".
Cuando alguien le pide ayuda a la asociación, incluyendo
ciudadanos y residentes estadounidenses, "no juzgamos, intentamos hacerles
saber que no abandonaremos a nadie", dijo Ramírez. Y como otros
inmigrantes, su meta es contribuir a una sociedad mejor para todos en su
entorno, él dijo. Además de abogar por personas que tienen discapacidades, el
grupo también ha estado involucrado en abogar por un mejor trato a los
inmigrantes y en cambiar las percepciones negativas que los demás puedan tener.
"Queremos que la gente vea que aunque no podemos movernos
mucho, hacemos lo que podemos para ayudar a los demás", dijo Mendoza.
"Queremos ayudar a los que sufren".