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Carta de Monseñor Michael F. Burbidge, Obispo de la Diócesis de Arlington, con motivo de la Jornada Mundial de los Pobres

Monseñor Michael F. Burbidge

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15 de noviembre de 2020

“Tiende tu mano al pobre” (Si. 7:32)

Hermanos y hermanas en Cristo:

El domingo, 15 de noviembre, nuestro Santo Padre, el Papa Francisco encabezará a la Iglesia Universal en la observancia anual de la IV Jornada Mundial de los Pobres. Él nos invita a considerar la forma en que podemos aceptar fielmente un llamado cristiano fundamental en nuestra vida como católicos, a saber, nuestra responsabilidad de servir a nuestro prójimo, particularmente a las personas más vulnerables. 

Él nos dice que nuestra vida debe reflejar la libertad encontrada por medio de Nuestro Señor Jesucristo con una “generosidad que sostiene al débil, consuela al afligido, alivia los sufrimientos y devuelve la dignidad a los privados de ella”. Afirma que esta generosidad radical “es una condición para una vida plenamente humana”.

Además, esta responsabilidad de servir al prójimo es esencial para nuestra fe. Nuestro culto, los sacramentos, la oración y la vida en solidaridad con los pobres y los afligidos son inseparables. La Sagrada Escritura nos dice: “Tiende tu mano al pobre” (Si. 7:32). 

Dentro de la Diócesis de Arlington, tenemos muchas oportunidades de servir a las personas pobres en sentido material o espiritual por medio de nuestras parroquias y de Caridades Católicas. Vivimos una vida sacramental de fe para que Cristo pueda obrar por medio de nosotros con el fin de servir a las personas con hambre o sin vivienda y a las personas de edad, enfermas, aisladas, vulnerables, ansiosas, deprimidas, presas o nuevas en nuestro país. Hay muchas formas de hacerlo, independientemente de nuestra edad o de la fase de la vida en que nos encontremos. Los animo a que, inspirados por el Espíritu Santo, piensen en la forma en que podrían comprometerse más a servir a las personas necesitadas.

Al tender nuestras manos para ayudar a los pobres, pedimos que seamos más conscientes de las muchas bendiciones y las respuestas a nuestras oraciones que hemos recibido de Nuestro Padre Celestial, por medio de su Hijo, Jesucristo, y del Espíritu Santo.

Atentamente en Cristo,

Monseñor Michael F. Burbidge
Obispo de la Diócesis de Arlington

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