Uno revisa con cierta hambre las filas de pan estilo de
rosquilla "bagel" y los pastelillos cubiertos de canela y
azúcar en el café favorito y uno selecciona con
cuidado el pan que acompañe mejor el café de
medio día o el que se toma después de la Misa.
¿Pero qué pasa con los productos de masa que
sobran al final del día o con los que sobrepasan la
fecha de caducidad?
La mayor parte de eso se va de los mostradores a la basura de
la casa y de allí al basurero municipal, de acuerdo
con reciente estudio llevado a cabo por el Consejo para la
Defensa de Recursos Naturales, que es un grupo que trata de
proteger el medio ambiente. Como resultado del estudio se
encontró que un 40 por ciento de alimentos en los
Estados Unidos se echa a perder sin ser utilizado.
Pero a Jim McCracken, parroquiano de la iglesia de San Luis
en Alejandría, no le parece bien que se tire comida
que es todavía comestible, especialmente si se
considera la inseguridad de alimentos en la diócesis
de Arlington que va de un 5.2 a un 17 por ciento de
población, de acuerdo con las Caridades
Católicas de la diócesis.
El Departamento de Agricultura de los Estados Unidos define
la frase de "inseguridad alimenticia" como una
condición en la que "el acceso consistente para
alimentos adecuados es limitado por falta de dinero y otros
recursos en varios periodos durante el año".
Para desviar por lo menos algo de la comida que va a parar a
los basureros y dirigirla a estómagos hambrientos,
McCracken inició lo que él llama "ministerio de
alimentos ahorrados " ya desde hace 15 años.
Llamado Pan para Nuestros Hermanos, el ministerio es una
asociación entre los Caballeros de Colón de
Mount Vernon en Alejandría y la parroquia de San Luis
en donde se colecta pan que no se vendió, proveniente
de cinco diferentes tiendas, y se lleva a 20 almacenes de
distribución de comida, refugios e iglesias.