Observando
las mansiones que adornan las colinas ondulantes del Condado de Loudoun, no es
difícil pensar que estamos en uno de los condados más ricos del país. De
hecho es el condado más rico del país basado en el ingreso promedio por
hogares. Hay otros cuatro condados ubicados en la Diócesis de Arlington
que figuran entre los primeros 10 condados mas ricos de la lista Forbes: la
Ciudad de Falls Church, y los Condados de Fairfax, Arlington y Prince William.
A pesar de todo, en esta tierra de la abundancia todavía prevalece el
hambre.
Tomemos
por ejemplo el Condado de Fairfax, donde menos del 6% de la población sufre de
inseguridad alimenticia. Dicho porcentaje equivale a más de 60,000
habitantes, y en las zonas rurales el hambre esta todavía más diseminada.
El Condado de Westmoreland, en el arco norte del Estado, tiene una tasa
de más del 13% de inseguridad alimenticia de acuerdo a "Feeding
América " , que es una organización dedicada a remediar el problema del
hambre a nivel nacional.
Frances
Salmon, desde su trabajo como directora de la despensa de alimentos del
Proyecto de acción comunitaria congregacional , mira el hambre todos los
días. "Los niños se acuestan con hambre todas las noches, los adultos
pasan días sin comer", señala. " es una de las situaciones más
tristes con las que tenemos que lidiar y nos rompe el corazón ".
Afortunadamente,
en la Diocesis hay docenas de despensas de alimentos, incluyendo 22
manejadas por iglesias Católicas. Hay despensas católicas, comunitarias e
interdenominacionales que están haciendo progresos para ayudar en esta compleja
situación.
La
logística contra el hambre
Cuando
uno piensa sobre la caridad, lo primero que viene a la mente es darle un
sándwich a un desamparado, o una bolsa de alimentos a una familia necesitada.
Por algo la primera obra de misericordia corporal es "dar de
comer al hambriento". Pero darles alimentos a los necesitados es muy fácil
de decir pero mucho más difícil de ejecutar.
Frances
Salmon del Proyecto de Acción describe su trabajo como la "organización
del caos": las donaciones de alimentos para la despensa provienen de
diversas fuentes. La organización está asociada con almacenes locales de
comida y con restaurantes que donan comida, así como "una
diversidad de iglesias " como por ejemplo la Iglesia del Sagrado Corazón
en Winchester, además de personas individuales y asociaciones de caridad, tales
como "cazadores para los hambrientos ", que donan carne de venado.
La
despensa compra comida al mayoreo y con descuento, en el Banco de
Alimentos del área de Blue Ridge y también recibe comida del Proyecto Santa
Lucía de Caridades Católicas de la Diócesis. Los productos que el proyecto
Santa Lucía dona, son de calidad y muy apetecidos y son una bendición, indica
F. Salmon. "Nuestros clientes se entusiasman mucho cuando los ven".
Cuando
bajan las provisiones perecederas esenciales tales como mantequilla y huevos,
la señora Salmon va personalmente a comprarlos.
El
proyecto de Acción es el banco de alimentos más grande del área de Winchester,
pero las despensas parroquiales de la Diócesis que son más pequeñas, se
las ingenian de forma similar para procurar comida. El Trabajo en
conjunto con una organización grande como el proyecto Santa Lucía es a menudo
una vía importante para mantener llena la despensa durante los períodos de
escasez en el verano y después de las festividades del invierno.
Ahora
mismo el Proyecto Santa Lucía se encuentra haciendo visitas a las
despensas parroquiales para determinar qué papel pueden desempeñar en la
formación de una estrategia alimentaria para el área, señaló el director del
programa Vince Cannava.
Otro
problema es el espacio donde ubicar las despensas en las parroquias, sobre todo
para almacenar los productos perecederos que necesitan refrigeración.
En
la Iglesia Nuestra Señora de La Paz de Arlington están haciendo renovaciones
para ampliar la despensa, señaló Michelle Knight ministro de justicia social y
extensión comunitaria. Cuando se haya completado, será la primera vez en
décadas de la historia de la despensa, que contarán con un espacio de bodega,
dedicado exclusivamente al almacenamiento de comida.
Un ministerio en expansión
En la misión de St.
Paul en Hague, la despensa comenzó a funcionar en la antigua casa parroquial, pero con el pasar
de los años, el servicio ha crecido de diversas maneras. Ahora en el sótano de la nueva casa
parroquial, hay una despensa de alimentos grande y bien surtida, además de una
refrigeradora tamaño comercial, según señaló el Párroco, Padre Andrew J. Heintz .
Con la ayuda de Caridades católicas y del Obispo Paul S.
Loverde, la comunidad ha recibido ayuda a través de concesiones, pero gran
parte de las donaciones proviene de los feligreses, señaló el Párroco, Padre
Heintz, quien afirmó: "yo siempre digo que somos una parroquia pequeña con
un corazón enorme ".
Debido en parte a la labor de la parroquia, aquí la gente
esta muy consciente de las necesidades
de los pobres en las zonas rurales.
Además ayudar a la despensa de alimentos, la comunidad también ha
respondido con donaciones de comida a varias familias en ocasión del Día de
Acción de Gracias y Navidad. Además
hacen generosos donativos a la vecina clínica de salud y organizan una recolección de abrigos ,
entre otras iniciativas. A menudo el
Padre Heintz recurre a hacer llamados de ayuda a los feligreses más adinerados.
En una ocasión una pareja de hispanos no tenía medios para comprar una medicina
que necesitaba la esposa embarazada . Uno de los feligreses rápidamente acudió
a cubrir el costo. En otra ocasión una
señora madre de cinco hijos estaba hospitalizada durante la fiesta de Navidad y
los feligreses les llevaron regalos a los niños. La señora dijo que se había
restaurado su fe en la humanidad, señaló el Padre Heintz. La Parroquia disfruta del contacto personal
con los clientes, como resultado de tener su propia despensa de comida. "Sienten que están haciendo una
diferencia. Definitivamente están viviendo la opción preferencial por los pobres
según el Evangelio".
En la Parroquia de Nuestra Señora de La Paz, los
feligreses constituyen la fuente número uno de alimentos para la despensa.
Señala Knight que "en esta parroquia ponemos énfasis en la realidad de que
aquí hay pobreza. Parte del problema es
el alto costo de la vida en Arlington ".
Pero es que la gente que trabaja en los restaurantes o limpian casas en
el condado, también necesitan ocupar su lugar en la comunidad, señaló
Knight. La despensa les ayuda a que les
alcancen sus recursos .
'Un hospital de campaña'
Para Tammy Simpson la erradicación del hambre es muy
importante porque hubo una época en su vida en que le tocó recibir ese tipo de
ayuda. Ahora se desempeña como
presidenta de la despensa de comida de la Sociedad de San Vicente de Paul en la
Iglesia St. Leo the Great en Fairfax.
Esta despensa se inició en octubre de 1989 y ella comenzó
en 2003. Tienen dos días de distribución
de comida al mes, sirviendo a 159 personas. Pero a la señora Simpson lo que le
apasiona son las visitas a domicilio.
"Para comenzar hay que construir una relación con
las personas, conseguir que confíen en nosotros, "señala. "El fuerte
de nuestra conferencia (st. Vicente de Paul), es proporcionar educación,
asesoramiento y tutoría ".
Durante sus visitas se ha encontrado con muchas personas,
especialmente de mayor edad, que viven en terribles condiciones de
pobreza. Uno de los clientes sólo tenía
un bombillo eléctrico, que lo iba moviendo de una habitación a otra. Una anciana se alimentaba con una lata de
frijoles, que cuidadosamente iba racionando día a día. Su trabajo le ha
enseñado a no juzgar la situación de las personas sino a prestarles ayuda.
Indicó que " lo que más se necesita es paciencia (pues pueden haber
cambios) y estamos en el tiempo de Dios, no en el nuestro".
Al igual que St. Leo, muchas despensas dan de comer a los
que tienen hambre a la vez que buscan formas para aliviar los problemas que
confrontan los necesitados . En los días
que abre la despensa de Nuestra Señora Reina de La Paz, se ofrece una gran
variedad de servicios de ayuda para los clientes. Una hora antes de abrir las puertas, les
ofrecen café y pasteles a los visitantes. También abre la tienda de segunda
"Mateo 25" y llegan representantes del Proyecto Gabriel y ofrecen
pañales, toallitas desechables y ropa de bebe.
Cannava señala que "desde nuestra perspectiva, la
comida es un puente. Si bien la gente
viene en busca de alimentos, la conexión con una parroquia o una asociación
caritativa puede también conectarlos con servicios de salud mental, adiestramiento
para trabajar, asistencia financiera y otra amplia gama de recursos. Cannava
citando al Papa Francisco dice: "Somos un hospital de campaña. Nuestra meta última es transformar
(vidas)".
Traducción: Julia A. Jarquín