Al celebrar el lunes 16 de enero el Día del Reverendo Dr. Martin Luther King, Jr., recordemos su legado que sigue siendo una fuente de inspiración y un desafío para que rechacemos el racismo en todas sus formas y construyamos una cultura en la cual se respete la dignidad innata de todo hombre, mujer y niño. Como Obispo de Arlington, tengo presente que nuestra diócesis de más de 600.000 católicos de gran diversidad étnica incluye a una vibrante comunidad católica de raza negra que sigue enriqueciéndonos a todos.
Nuestra fe cristiana nos llama a proteger, preservar y defender la dignidad humana sin equivocación. Por lo tanto, nuestro Catecismo nos enseña que, “Hay que superar y eliminar, como contraria al plan de Dios, toda forma de discriminación en los derechos fundamentales de la persona, ya sea social o cultural, por motivos de sexo, raza, color, condición social, lengua o religión” (Catecismo de la Iglesia Católica, 1935).
Que nuestra fiesta de conmemoración del Dr. King sea algo más que un día “libre” de las obligaciones del trabajo y de la escuela y que lo veamos como una oportunidad de servir a los más vulnerables, alcanzar a los rechazados, defender los derechos de los oprimidos y maltratados y promover la paz en nuestras comunidades. Al reflexionar sobre la vida y el legado del Dr. King, que nos sintamos inspirados a amar y a servir a nuestro prójimo, siempre unidos como miembros de la familia de Dios.
© Arlington Catholic Herald 2017