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Proyecto Gabriel continúa apoyando a madres necesitadas en la era post-Dobbs

Zoey Maraist | Escritora del Catholic Herald

Marianne Mazzatenta (izquierda), coordinadora del Proyecto Gabriel en la Iglesia St. Theresa en Ashburn, conoció a Flor Sophia Trillo después de quedar embarazada de su quinto hijo. ZOEY MARAIST | CATHOLIC HERALD

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Fabiola (centro) se sienta afuera de su complejo de apartamentos en Fairfax con su Gabriel Project ‘Angel’ Zola Ellington, su hija Valentina, de 6 años, y su hijo recién nacido Samuel. ZOEY MARAIST | CATHOLIC HERALD

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Hace nueve meses Fabiola se enteró que debajo de su propio corazón latía el diminuto corazón de su hijo por nacer. Y aunque él la acompañaba, se sentía increíblemente sola.

Afortunadamente, no se sintió así por mucho tiempo. A lo largo de su embarazo, un “ángel” o compañero del Proyecto Gabriel de la Parroquia San Leo Magno en Fairfax la apoyó. El ministerio parroquial ofrece asistencia de cuidado prenatal, ayuda financiera, apoyo emocional y espiritual, y referencias a distintos ministerios parroquiales y Caridades Católicas diocesanas. Veintiún parroquias en la diócesis de Arlington ofrecen el Proyecto Gabriel; la sección más nueva comenzó este año en la Iglesia del Buen Pastor en Alexandria.

Días después de nacer su hijo, Fabiola esperaba sentada en una banca afuera de su complejo de apartamentos en Fairfax que su hija regresara de la escuela. Su ángel, Zola Ellington, y Pamela Pons, la coordinadora del Proyecto Gabriel, se sentaron con ella, arrullaron al bebé vestido de azul y le entregaron una bolsa llena de perchas para ropa de niño, una almohadilla para cambiar pañales, entre otras cosas. El autobús escolar se detuvo y Valentina, de 6 años, corrió hacia su mamá y le regaló una flor de papel y un Cheerio en forma de corazón.

Fabiola, su novio y su hija llegaron a los Estados Unidos desde su natal Bolivia hace 10 meses. Dejando un país políticamente inestable y económicamente deprimido, esperaban una vida mejor en Virginia, cerca de una amiga de Fabiola. Pero después de que Fabiola supo que estaba embarazada, su novio la abandonó. Estaba en un país donde no hablaba el idioma, sin seguro médico y sin pareja. Aunque trabajaba en un banco en Bolivia, aquí limpiaba casas hasta que no pudo más. Se sintió preocupada y triste.

Hace casi una década, Ellington sintió las mismas emociones cuando supo que estaba embarazada. “Quedé embarazada joven, (y) estaba perdida. Mi ahora esposo y yo, realmente no sabíamos qué hacer. La primera opción fue no seguir adelante con el embarazo”, dijo Ellington. Luego habló con una amiga a quien le había ayudado el Proyecto Gabriel. “(Me dijo) ‘¿No tienes nada? Llama (a mi ángel) Dolores. Tengo su número, tómalo’. Así fue como me enteré. Entonces me ayudaron, me apoyaron, me dieron opciones. Se quedan contigo para siempre”.

Ahora, Ellington tiene tres hijos y es voluntaria del Proyecto Gabriel. Junto a otras personas de San Leo ayudaron a Fabiola, poniéndola en contacto con Tepeyac OB/GYN en Fairfax para que recibiera atención prenatal, además de brindarle apoyo financiero y emocional.

“Me sentía muy sola pero una vez (que me colocaron con un ángel) pensé, ‘Está bien, le voy a entregar todo a Dios, Dios tiene a mi bebé y mi vida en sus manos’”, dijo Fabiola. “Sentí que realmente había un ángel ayudándome en este momento de mi vida”.

Flor Sophia Trillo se enteró del Proyecto Gabriel después de que una amiga le pidió que tradujera para que el ministerio pudiera servir a su amiga. Trillo, quien llegó a los EE. UU. desde Perú cuando tenía 15 años, dio a su primer hijo en adopción antes de formar una familia con su novio. Los problemas surgieron cuando quedó embarazada de su cuarto hijo. Los médicos dijeron que ella y el bebé tenían serios problemas médicos, que probablemente tenía síndrome de Down y que debería abortar. El padre del bebé no quería criar a un niño con discapacidades, pero Trillo estaba decidida a tener al bebé.

“Él dijo: ‘Te dejaré si viene con síndrome de Down’. Le dije: ‘(Bebé) Kevin es tan precioso, Dios lo está enviando para que esté con nosotros’”, dijo Trillo.

Marianne Mazzatenta, coordinadora del Proyecto Gabriel en la Iglesia Sta. Teresa en Ashburn, conectó a Trillo con la despensa de alimentos de Caridades Católicas, un centro de recursos para embarazadas y de recursos del condado. Pero lo más importante, habló con Trillo mientras lidiaba con la presión y el trauma emocional que enfrentaba por un embarazo difícil y la pérdida de su joven sobrino en un accidente automovilístico.

El bebé de Trillo, Kevin, ahora tiene 4 años. No tiene síndrome de Down y, aunque tiene problemas renales, por lo demás, goza de buena salud. “Era mi bebé milagroso”, dijo. “Ahora es un niño grande, está corriendo. Es un niño muy dulce”.

Trillo y Mazzatenta han desarrollado una amistad en los últimos años, mientras Trillo continúa encontrando formas de mantener a sus hijos. Ella y su novio ya no están juntos y ha tenido varios problemas de salud, incluido un ataque al corazón este año. Mazzatenta la ha conectado con organizaciones benéficas que entregan regalos de Navidad y útiles escolares para los niños, y la está ayudando a solicitar los servicios del gobierno mientras navega por la maternidad soltera.

“Pensé que estaría sola, que nadie me ayudaría, que nadie diría: ‘Tú puedes hacerlo’”, dijo Trillo. Pero Proyecto Gabriel le ha quitado el peso de los hombros, dijo. “Sólo necesitas a Dios y a alguien a tu lado”.

Traducido y adaptado al español por Ana Lucia Batista.

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