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‘Den gracias en todo, es la voluntad de Dios’

Alexander Diaz

ADOBESTOCK

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El mes de noviembre es uno de los más bonitos del año, porque nos hace meditar y disfrutar de la bondad y belleza de Dios plasmada en los colores que los árboles toman en esta época. También celebramos la fiesta familiar de Acción de Gracias, gran celebración en nuestro país que nos une en familia en torno a la mesa. Es una fiesta de encuentro con amigos y seres queridos; al mismo tiempo, crea un vínculo de unidad familiar porque quienes están lejos regresan a casa a compartir la comida de la unidad.

Además de estos aspectos tradicionales del encuentro familiar y de la gran cena, “Está también el sentido religioso de esta fiesta, muy presente desde sus orígenes. Según la tradición, los peregrinos celebraron la primera cena de agradecimiento en 1621, junto a un grupo de nativos. El evento quería, ante todo, dar gracias a Dios por la abundancia de las cosechas en el nuevo mundo.

Con el paso de los años, esta celebración se convirtió en un evento nacional, finalmente sancionado por el mismo Presidente George Washington. Hoy, los católicos celebramos el Día de Acción de Gracias no sólo como una fiesta nacional, sino también como una fiesta auténticamente católica”. (Mons. José H. Gómez, Arzobispo de los Ángeles)

Es una tradición que se ha transmitido de generación en generación. Pero nosotros cristianos, no deberíamos celebrarla sólo por tradición; más bien, debemos dar gracias a Dios por todo lo que tenemos — favores, gracias y bendiciones que ha derramado este año sobre cada uno de nosotros y nuestras familias — porque gracias a su bondad hemos casi finalizado con la pandemia que causó tantos estragos.

Este año, sería bueno detenernos a hacer un recuento de todo lo grande que nuestro Señor nos ha dado. Dar gracias por la familia, que otro año más se encuentra reunida en torno a ese banquete — estoy seguro que todas las familias han recibido muchas bendiciones este año. Es laudable elevar los ojos al cielo tomados de la mano y decir, “Gracias señor por las bendiciones que nos das, porque estamos unidos, porque los que estaban lejos han regresado con bien”. Dar gracias por nuestros padres y madres, porque están aún aquí, para que les conceda salud, sabiduría y paz para que continúen enseñándonos y forjando nuestro futuro.

Debemos ser agradecidos, también, por los que ya se fueron. Sí, por los que ya regresaron a la casa del padre; porque es don suyo el que permitió que vivieran entre nosotros y nos enseñaran y disfrutáramos su presencia, sean estos familiares o amigos. Al mismo tiempo, elevar una oración por sus almas.

Hay que ser agradecidos, por el trabajo, fuente de nuestro sustento diario. Gracias porque tenemos un medio para ganar honradamente el pan de cada día y sostener a la familia. Ver el trabajo como una bendición; a veces sus sinsabores hacen ver solamente la parte dura que éste trae y nos olvidamos de las bondades que Dios no da a través el trabajo. Demos gracias a Dios por él y por todo lo que recibimos a través de él.

Finalmente, es necesario agradecer por la vida, ese don tan maravilloso que se nos ha concedido. Estamos vivos, tenemos la oportunidad de seguir en este caminar de fe como verdaderos hijos de Dios. Muchos se nos adelantaron este año, pero nosotros tenemos la dicha de conservarla aún. Quizás no tengamos la perfecta salud que quisiéramos, pero esos pequeños altibajos que padecemos son sólo pequeñas gradas que nos deben servir para subir hasta la presencia de Dios y no olvidar que Él es el todopoderoso, y que sin Él no podemos hacer nada.

San Pablo nos anima siempre a dar gracias en todo momento: “Den gracias en todo, porque ésta es la voluntad de Dios para con nosotros en Cristo Jesús” (1 Tes 5:18). Por tanto, es justo ser agradecidos con Dios por todo lo que nos ha dado. Que, en esta celebración de Acción de Gracias, nos unamos como familia para agradecer a Dios por todo lo que tenemos y agradecernos mutuamente por todo el apoyo que hemos recibido entre nosotros.

Les deseo una feliz celebración de Acción de Gracias.

El Padre Díaz es párroco en la Parroquia Reina de los Apóstoles en Alexandria.

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