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Resucitar

Padre Álvaro Montero

Adobestock.

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¡Feliz Pascua de Resurrección! Toda nuestra fe católica descansa en esta verdad: Jesucristo ha resucitado. Resucitar es vital para nuestra fe porque no creemos en la reencarnación del alma sino en la resurrección del cuerpo. En palabras de San Pablo, Si Jesucristo no ha resucitado, vana es nuestra fe – porque también nosotros esperamos la resurrección futura. ¿Qué significa resucitar para cada uno de nosotros?

  1. Resucitar es despertar de la muerte. En primer lugar, se trata de devolver la vida a un cadáver. Jesús mostró el poder de Dios en la resurrección de Lázaro, su amigo. Marta y María habían pedido la curación de su hermano, “El que amas está enfermo” (Juan 11:3). Pero Jesús quiso llegar tarde para hacer el milagro. Oró al Padre y ordenó al muerto con voz potente, “Lázaro, sal fuera”. ¿Puede haber milagro más impactante? Sí. El milagro de la “resurrección del alma” cuando muere por el pecado y queda separada de su Creador y Padre. San Juan Pablo II explicó a los jóvenes chilenos que “vencer el pecado mediante el perdón de Dios es una curación, una resurrección”. Sí, porque “en el corazón de cada uno anida esa enfermedad que a todos nos afecta — el pecado personal que arraiga más y más en las conciencias en la medida en que se pierde el sentido de Dios”.
  2. Resucitar es despertar a la verdad del amor. Hay palabras que suelen ir juntas como “muerte y mentira” frente a “vida y verdad”. Y así, quien se traga las mentiras del demonio se traga la muerte; quien acepta las verdades de la fe y acoge la gracia, recibe más vida en el alma. Nuestra fe nos enseña que Cristo crucificado y resucitado nos revela el amor verdadero y nos saca del egoísmo al descubrir que sufrió y resucitó por cada uno de nosotros. Por eso el Viernes Santo la Iglesia nos dice, Mirad el árbol de la Cruz donde estuvo clavada la salvación del mundo; venid, adoradlo. Olvidar la verdad de este amor hasta el extremo supone entrar en un camino de muerte. ¿Qué sucede si llegamos a olvidarnos? Dios buscará despertarnos. Sí, en su misteriosa Providencia, Dios permite nuestros sufrimientos para despertarnos a la verdad de su amor hasta el extremo. C.S. Lewis lo decía mejor, “Dios susurra y habla a la conciencia a través del placer, pero le grita mediante el dolor: el dolor es su megáfono para despertar a un mundo adormecido”. Si no conoces la verdad del amor, aunque respires, estás muerto.
  3. Resucitar es despertar a los dones de Dios y estar cada vez más unidos a Cristo. San Juan Pablo II insistía a los jóvenes chilenos, “Si penetráis en vuestro interior (…) veréis que duermen en vuestra intimidad fuerzas no actuadas, virtudes no suficientemente ejercitadas, capacidades de reacción no agotadas, ¡cuántas energías hay como escondidas en el alma de un joven, cuántas aspiraciones justas y profundos anhelos que es necesario despertar, sacar a la luz (…) que sólo puede despertar en la experiencia de fe de Cristo muerto y crucificado, de Cristo resucitado. No tengáis miedo de mirar al Señor con ojos atentos y descubriréis en Él el rostro mismo de Dios (…) Él no sólo da la vida, sino que es la Vida misma (…) Al contacto de Jesús despunta la vida, lejos de Él sólo hay oscuridad y muerte”. En pocas palabras, la unión con Cristo resucita todo tu potencial como persona.

¿Quieres resucitar esta Pascua? Mira a Cristo con fe y únete a Él. Comulga a Cristo con fe, y transfórmate en Él. Resucita — es decir — despierta a la verdad del amor de Dios revelado en Cristo.

“El que come Mi carne y bebe Mi sangre, tiene vida eterna, y Yo lo resucitaré en el día final” Jn. 6:54.

El Padre Montero es pastor de la parroquia de Nuestra Señora de los Ángeles en Woodbridge.

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