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Nacer de nuevo

Padre Álvaro Montero

ADOBESTOCK

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Llegó el año nuevo y la oportunidad de hacer nuevos propósitos. Dios nos regala la oportunidad de nacer de nuevo. En las últimas semanas hemos vivido nuevos comienzos: primero fue el Adviento, preparación para la Navidad; después llegó la Nochebuena para celebrar el nacimiento de Cristo en carne mortal; y el 1 de enero nació de nuevo nuestra esperanza al contemplar el misterio de María, Madre de Dios.

¿Qué significa nacer? Esta es una pregunta importante porque para entrar en el Reino de Dios es preciso nacer de nuevo, como explicó Jesús a Nicodemo (lean el capítulo 3 del Evangelio de San Juan). La pregunta de Nicodemo es también nuestra pregunta: ¿acaso se puede nacer de nuevo? Esta idea del nacimiento, ¿no será más bien un pensamiento piadoso para consolarnos al envejecer? El cristiano responde que sí es posible nacer de nuevo, entendiendo lo siguiente:

  1. Nacer es tener mi origen en otro. Al pensar en esto es inevitable ver la diferencia con el espíritu del mundo. Hoy circula el mito del “hombre que se ha hecho a sí mismo” y tiene éxito. ¿Olvidamos quizás algo muy elemental? Una persona puede tener éxito, pero fueron otros quienes le dieron la vida, física y espiritual, con su oración y consejo, con su paciencia y escucha. Por tanto, la virtud propia del que nace es la gratitud, reconociendo que lo más grande en nuestra vida es gratis y tiene su origen en otros. ¿Quieres nacer de nuevo? Practica entonces la gratitud, porque “es de bien nacido ser agradecido”. La llamada a la gratitud está escrita en nuestro cuerpo, porque el ombligo nos recuerda el vínculo con nuestra madre al inicio de la vida. Nacer significa entonces reconocer mi dependencia de otros a través de vínculos firmes. El que quiera ser del todo independiente no podrá nacer de nuevo sino más bien morir en soledad.
  2. Nacer es vivir de la fe. Es decir, creer en el plan de Dios para mí, que es mucho mejor que mis planes. El mayor regalo de Dios no es la vida biológica, sino la vida eterna. En este sentido, nacer de nuevo significa nacer de lo alto, por el sacramento del bautismo que nos hace hijos de Dios. ¿Qué puedo hacer yo para nacer de nuevo? Muy sencillo, hacer un acto de fe y confianza en Dios. Las verdades de la fe piden la adhesión de corazón, con toda nuestra inteligencia y voluntad. Y, por tanto, ¿qué hacer en momentos de cambio y de ansiedad? Rezar con confianza y decir: “Jesús, confío en ti. No dejes que el miedo o la comodidad me impidan nacer de nuevo al aceptar tu voluntad”. Orar con fe hace posible nacer de nuevo, aceptando los planes de la Providencia para mi vida. En María de Nazareth descubrimos el modelo de fe: al decir que sí al plan de Dios y concebir a Jesús también ella, en cierto sentido, “nació de nuevo”.
  3. Nacer de nuevo se cumplirá del todo en la resurrección. Esta es la lección de los mártires, quienes dan la vida por Cristo siendo testigos de un amor más grande, capaz de resucitarnos. ¿Quieres nacer de nuevo? Recuerda entonces el sentido de la vida y de la muerte: estar en todo unidos con Cristo. “Los cristianos envejecen hacia la resurrección”, escribía un amigo mío. Nace de nuevo quien muere a sí mismo para dar vida a otros. La muerte de un mártir es el día de su nacimiento (dies natalis), pues marca su entrada en el Cielo. En nuestra vida cotidiana aprendemos que la abnegación marca un nuevo nacimiento por nuestra entrega. Al morir a mí mismo voy “naciendo” para la vida eterna, preparándome para la resurrección futura. Nuestra vida se prolonga en otros. Como dijo Tertuliano: “la sangre de los mártires es semilla de nuevos cristianos”.

¡Feliz 2024! Que Dios te ayude a crecer en gratitud, confianza y abnegación para nacer de nuevo cada día.

El Padre Álvaro Montero es pastor de la parroquia de Nuestra Señora de los Ángeles en Woodbridge.

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