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Carmen Briceno

Cuaresma como entrenamiento

Carmen Briceño

During Lent, fasting makes us appreciate all we have been given. (CNS illustration/Emily Thompson)

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¿Cómo va tu cuaresma? Muchas veces nos pasa con la cuaresma lo que nos pasa con los propósitos de año nuevo: hacemos grandes promesas y tenemos grandes expectativas; pero a medida que pasan las semanas, nos vamos aflojando y terminamos casi igual como comenzamos. Creo que el problema es que no entendemos bien el propósito. La cuaresma no es un tiempo para mostrarle a Dios los grandes sacrificios que puedo hacer, sino que es un momento para crear espacios para Dios, para crear nuevos hábitos, de entrenarnos para vivir mejor nuestra vida cristiana. El problema es que vemos la cuaresma como un tiempo de penitencia que sólo dura seis semanas, y al final de las seis semanas retomamos todo lo que habíamos dejado y terminamos en el mismo lugar que empezamos. 

¿Qué opinarías de una persona que hace una dieta por seis semanas y va logrando la salud que quiere, pero al final de las seis semanas, cuando va haciendo efecto la dieta, la persona regresa a comer lo mismo de antes? Sería absurdo, ¿no? Entonces, ¿por qué vivimos la cuaresma de la misma manera?

Ya que estamos en la recta final, es un buen momento para reflexionar sobre los propósitos que hemos hecho. Pregúntate lo siguiente: ¿Continuarán mis propósitos al terminar la cuaresma? El ayuno que he hecho, ¿está ayudando a los demás? La oración que me he propuesto, ¿seguirá cuando comience la Pascua? ¿Me ha ayudado a ser generoso la limosna que he dado? ¿Continuaré haciéndolo como práctica regular de mi vida cristiana? Si tus respuestas a estas preguntas son negativas, entonces hay que revisar y acomodar los propósitos. ¡Nunca es tarde para rectificar!

La idea de la cuaresma es similar a entrenar para una maratón. Es verdad, si nunca has corrido no puedes empezar corriendo 20 kilómetros, tendrás que empezar con caminar un kilómetro. Sin embargo, la idea es pasar desde un kilómetro a dos; y así, creciendo sucesivamente hasta llegar a la meta. En la vida espiritual es lo mismo. La cuaresma es un tiempo privilegiado para entrenar, para alcanzar la meta del cielo con la gracia de Dios. Hacemos un examen de conciencia y vemos dónde estamos con relación a dónde debemos estar. Comenzamos de a poco, es cierto, pero la idea es ir creciendo. Lo importante es que, una vez terminada la cuaresma, tuviste seis semanas de un entrenamiento que te ha fortalecido y no puedes permitir volver a cómo era antes. De manera que durante el año sigas con las prácticas emprendidas y cuando venga la siguiente cuaresma entrenes en otras áreas, porque estas áreas que trabajaste durante este año ya están superadas.

Quizás tengamos que hacer algunos ajustes y ver dónde debamos crecer, dónde tenemos que ser más fieles. Recuerda, la idea es continuar con estas prácticas de manera que sean parte normal de tu vida, no de entrenar para luego volver donde estabas. ¡Los pasos se dan hacia adelante y nunca hacia atrás! Revisemos los tres pilares de la cuaresma y veamos si tenemos que hacer algunos ajustes, para que al final estemos firmes y continuemos creciendo en nuestra vida cristiana.

Ayuno: La idea es preguntarnos, qué podemos hacer a partir de esta cuaresma que se vuelva una práctica cotidiana en mi vida durante todo el año. Aquí van algunas ideas:

— Ayunar de carne todos los viernes del año.

— Si ya lo haces, entonces saltarse una comida los viernes. No sólo los viernes de cuaresma sino todos los viernes del año y usar este tiempo para la oración.

— Si quieres algo un poco más fuerte, puedes ayunar de pan y agua los viernes. La idea con el ayuno no es llenarse de soberbia por los sacrificios que haces, sino abrir un espacio para Dios. Por eso es importante unir el ayuno con la oración.

— Si quieres unir el ayuno, la oración y la limosna, puedes ayunar una comida los viernes, rezar durante el tiempo de esa comida, y donar ese dinero ahorrado a una causa específica.

Oración: ¿Cómo estoy usando mi tiempo cada día para poner a Dios en el centro de mi vida? ¿Cómo puedo usar este tiempo que me queda de cuaresma para poner un horario en práctica? Aquí van algunas ideas:

— Ir a una Misa entre semana (no sólo los domingos).

— Despertarme 20 minutos más temprano y dedicar ese tiempo a la oración.

— Poner la alarma a las 12 p.m. para rezar el ángelus y/o una alarma a las 3 p.m. y rezar la Divina Misericordia.

— Rezar una década como familia antes de acostarnos a dormir (o un rosario si ya se han entrenado por un tiempo rezando una década)

Limosna: ¿Cómo reconozco que el dinero que tengo me lo ha dado Dios para proveer por mis necesidades y las necesidades de los demás? ¿Cómo puedo ser más generoso con el uso del dinero? Aquí van algunas ideas:

—  Como familia, donar el diezmo (o el porcentaje que puedan) a una causa específica cada mes del año. Puedo donar ese dinero a la parroquia, a las misiones, al banco de comida de la diócesis, etc.

— Decido reducir un gusto que me doy con regularidad para donar ese dinero a otro. Por ejemplo, en vez de comprar café en Starbucks o Dunkin’ Donuts (o cualquier bebida que te guste) en una tienda, me lo preparo en casa y dono ese dinero que ahorré.

— Decidir como familia no comer en restaurantes y donar ese dinero a un banco de comida o a las misiones. Si comen afuera muy regularmente, podrían reducirlo a una vez al mes y donar el dinero que se ahorran a las misiones.

Briceño, una virgen consagrada, se dedica a la evangelización a través del arte con su ministerio sacredprint.com.

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