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Carmen Briceno

Dejarse interrumpir

Carmen Briceño

ADOBESTOCK

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A nadie le gusta que le interrumpan. Queremos tener todo controlado. Sin embargo, la vida está llena de interrupciones y si nos abrimos a ellas, podemos ver la mano de Dios en todo.

Abram vivió 75 años feliz con su familia extendida en Ur de los Caldeos. Un día, Dios interrumpió su vida y le dijo que dejara su patria y su familia para ir a una tierra que Él le mostraría. ¿Se imaginan? ¡Ni siquiera le dijo el nombre de la tierra! Dios esperaba que Abram confiara en él para mostrárselo en el camino. ¡Que fe tan grande! Lo maravilloso es que Abram dejó que Dios interrumpiera su vida, y su confianza fue recompensada con un cambio de nombre desde Abram a Abrahán; privilegiado de ser el primer patriarca ancestro de Jesús, y con un hijo que sería fuente de bendición para todas las naciones.

Moisés tuvo una infancia turbulenta. De bebé fue separado de su familia y adoptado por una egipcia. Creció en palacios, pero siempre se sintió extranjero. Asesinó a un egipcio y huyó para salvar su vida. Finalmente, de adulto se estableció en Madián, se casó y tuvo una familia. Cuando pensó que todo estaba calmado, Dios interrumpió su vida; le entregó la misión de liberar al pueblo judío y llevarlo a la tierra prometida. Moisés tenía 80 años.

Rahab era una prostituta cananea que vivía en Jericó. Pasaba sus días en pecado y no pensaba en Dios. Sin embargo, Dios interrumpió su vida de pecado mandándole dos hombres; no como clientes, sino como mensajeros de Dios necesitados de ayuda. Su generosidad — al dejarse interrumpir y ayudarlos — le salvó la vida, transformándola en una mujer nueva. Se casó con un judío, se convirtió, y Dios la premió con ser la tatarabuela del Rey David.

David era joven y un simple pastor de ovejas, sin mucha ambición, cuando Dios interrumpió su vida y mandó a Samuel a ungirlo. David defendió a Israel de los Filisteos, fue Rey de los Israelitas por más de 40 años y fue una de las personas más importantes de la genealogía de Jesús.

María era una doncella adolescente con un plan trazado para su fututo. Se casaría con José y viviría una vida tranquila en Nazaret. Sin embargo, Dios interrumpió su vida y le dijo que había un gran plan para ella y a través de ella para toda la humanidad. ¡Sería la madre del Mesías y el Salvador del mundo! María, con sorprendente humildad y receptividad, se entregó de completo al plan de Dios. Por su gran Fiat, su “si” a la voluntad de Dios, concibió por obra del Espíritu Santo y dio a luz a Dios hecho carne. Ella es la mujer más exaltada porque fue la mujer humilde. No sólo se dejó interrumpir, sino que vivió atenta a cada deseo de Dios.

Santiago, Juan, Pedro y Andrés eran simples pescadores. Se ganaban la vida con esfuerzo y mucho trabajo. Vivían una vida predecible, en la mañana salían a pescar y en la tarde limpiaban las redes y regresaban a sus casas. Un día, Jesús interrumpió sus vidas y los llamó a seguirlo. Sin pensarlo y de inmediato, estos 4 hombres dejaron todo para seguirlo. Esta valentía en dejarse interrumpir por Dios hizo que fueran los primeros discípulos de Jesús, los testigos de sus milagros, los predicadores de la Buena Nueva y los pilares de la fe católica.

Un joven salió al encuentro de Jesús y con el corazón encendido le pidió querer crecer en su fe. Deseaba alcanzar la vida eterna y le pidió a Jesús que le indicara cómo hacerlo. Jesús le dijo que cumpliera los mandamientos y, con gran alegría, el joven le dijo que lo hacía desde niño. Jesús lo miró con amor e interrumpió sus planes. Le dijo que sólo le faltaba una cosa, debía venderlo todo y seguirlo. Este joven, lleno de buena voluntad, no se dejó interrumpir. Prefirió sus riquezas y se fue triste. Nadie conoce su nombre. Murió como anónimo cuando pudo haber sido uno de los discípulos de Jesús.

Recuerden lo que dijimos al principio, a nadie le gusta ser interrumpido. Sin embargo, les invito a que en este Adviento nos dejemos interrumpir por Dios. Nunca es muy tarde — Abrahán tenía 75 años y Moisés, 80 — ni muy temprano — María era una adolescente y David un joven adulto. Dios llama a todos, casados, solteros, inteligentes y sencillos, ricos y pobres. La llamada es la misma, seguirlo con todo. Es nuestra respuesta la que varía. Que estos ejemplos Bíblicos y la vida de los santos nos ayuden a estar abiertos el plan inesperado de Dios.

Briceño, una virgen consagrada, se dedica a la evangelización a través del arte con su ministerio sacredprint.com.

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